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domingo, 26 de junio de 2011

POEMAS TÓRRIDOS (II)

Lenguas de hembras que fogosas bailan
en una tarima de labios carnosos.
Desnudas. Senos que se hallan, pezones
tiernos se mortifican con sus roces
y él, hundido en la penumbra
de la habitación, jadea nombres
que suenan como libidinosos nombres.

Desnudo. Solo. La mano acaricia
la bravura del alma,
ellas juegan con sus cuerpos tersos,
con la risa tullida por el síncope
placentero,
       de un mordisco, de un beso,
de los dedos que lubrican ya húmedas
cavernas de fuego.

Desnudo. Solo. Un oleaje blanco
rompe contra el acantilado de su carne,
ellas miran, lamen, succionan
el delirio, una a otra,
ni ven el cielo, ni ven el infierno,
sólo el mundo que las separa del orgasmo
que ya brilla en sus ojos
    como la aurora.

Desnudo. Solo. Cierra los ojos.
Sobran las miradas, llega la hora,
ellas gimen: una, con la piel rota,
la otra, con los pechos en flor.
se abrazan, prendidas las palabras
de amor satisfecho
en un rendido sueño.

Desnudo. Solo. Encharca el aire
con nubes de esperanza,
el corazón se cobija en los muslos
temblorosos,
ya no hay palabras,  queda
él, solo, ellas, abrazadas;


todos, en la misma barca.

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