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jueves, 16 de junio de 2011

LO DIJE, AUNQUE NADIE ME CREA

Dije libertad,
           lo dije,
cierto,
lo dije
desde el tranquilo desván de mi mansión,
con las palabras resguardadas
por un cielo cubierto de tejas.

Qué más quieren estas almas
pedigüeñas.

Dije libertad
al aire preso de la  habitación,
pero ya eran palabras fugitivas
en mi corazón,
huyeron desde las oquedades
de ventanas y puertas.
Llevan mi canción
a sus vagabundos aposentos.

            Lo dije
que la historia no mienta, ni niegue
mi amor
al prójimo desnudo de vanidad.

Libertad,
cierto que lo dije,
tan cierto como una despensa abarrotada
de viandas sin destino,
abocadas a pudrirse en la alacena
mientras otros lloran su ausencia.

Dije libertad
y me quité la miseria del rostro
frente al espejo de la letrina,
una luna herida de varicela
quedó reflejada en el cristal,
no era ese mi rostro,
    embrujado
quedé de aquellos que no escuchan
mi voz solidaria,
atiplada,
quizás,
pero sincera.




Libertad dije
desde el desván tranquilo de mi mansión
       y
si un día lográis derribar la verja
   y
llamar a mi puerta
     y
derribarla con los puños enfurecidos
recordad antes
de ultrajar
el umbral de mi casa
que
dije libertad,
puede que con la boca pequeña,
pero lo dije,
      maldita sea.



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