Abrazado
a una pesadilla
Me
despeñé en una mar
De
realidades…
Mis
hijos, mis hijos
Me
rescataban de mi indolencia
Con
sus dedos devorados
Por
mi miedo e indecencia.
Soy
padre de la nada
Me
dejé robar su futuro
Sin
decir palabra,
Sorprendido,
absorto
De
mi desdichada inercia.
¿Por
qué me despertáis?
La
vergüenza me ahoga,
La
pena me humilla,
La
tristeza me apalea,
Miraros
me aterra.
Cómo
puede vivir un hombre
Que
tiene como herencia
No
su derrota, que es propia,
Sino
la derrota de sus hijos.
Cómo
puede sobrevivir ese padre
Que
un día le empujaron fuera
De
su camino y no supo regresar
Ni
luchar, ni levantarse de nuevo,
Quedarse
atónito, encogido,
En
la cuenta de la historia.
Ahora
ellos derraman mi sangre
Sin
que ni una herida me espante
Ahora
ellos embisten contra el muro
Desnudos
por mí de todo futuro.
Dejadme
dormir, hijos, dejadme,
En
la penumbra del olvido
Y
luchar lo que yo no luché,
Gritar
lo que yo no grité
Protestar
lo que yo no protesté
Derribar
lo que yo no derribé
Maldecir
lo que yo no maldije
Despertar
lo que yo no desperté…
Pero,
por favor, hijos no me rescatéis.
No
sabría cómo pediros perdón
Sin
pegarme en el vertedero de la historia
Un
puto tiro en el corazón.