Vistas de página en total

lunes, 27 de febrero de 2012

ABRAZADO A UNA PESADILLA




Abrazado a una pesadilla
Me despeñé en una mar
De realidades…

Mis hijos, mis hijos
Me rescataban de mi indolencia
Con sus dedos devorados
Por mi miedo e indecencia.

Soy padre de la nada
Me dejé robar su futuro
Sin decir palabra,
Sorprendido, absorto
De mi desdichada inercia.

¿Por qué me despertáis?
La vergüenza me ahoga,
La pena me humilla,
La tristeza me apalea,
Miraros me aterra.

Cómo puede vivir un hombre
Que tiene como herencia
No su derrota, que es propia,
Sino la derrota de sus hijos.

Cómo puede sobrevivir ese padre
Que un día le empujaron fuera
De su camino y no supo regresar
Ni luchar, ni levantarse de nuevo,
Quedarse atónito, encogido,
En la cuenta de la historia.

Ahora ellos derraman mi sangre
Sin que ni una herida me espante
Ahora ellos embisten contra el muro
Desnudos por mí de todo futuro.

Dejadme dormir, hijos, dejadme,
En la penumbra del olvido
Y luchar lo que yo no luché,
Gritar lo que yo no grité
Protestar lo que yo no protesté
Derribar lo que yo no derribé
Maldecir lo que yo no maldije
Despertar lo que yo no desperté…


Pero, por favor, hijos no me rescatéis.
No sabría cómo pediros perdón
Sin pegarme en el vertedero de la historia
Un puto tiro en el corazón.






miércoles, 22 de febrero de 2012

ABDICACIÓN DE BAYONA

En Bayona un Borbón cornudo
vendió la corona a buen precio
treinta millones de reales
de por vida y un palacio
fue el acuerdo regio.

que gran rey, que gran rey,
negocio redondo sin
violar la ley

que gran rey, que gran rey
quedo rico y libre sin
saltarse la ley

En Bayona un príncipe Borbón
lame las botas de Napoleón
queda España a los pies
de un corso emperador

quiere Fernando la corona
pero sólo tiene su cobarde mano
para cobrar una renta de Bonaparte
y dejar que reine un hermano


En Bayona, en Bayona escribieron
los borbones su gran historia
traición, avaricia y cobardía
son los estandartes de su victoria

En Bayona, en Bayona, se rieron
los borbones del pueblo fanático,
que a Pepe Botella echaron
entre vítores y cánticos

Fernando séptimo, Fernando séptimo,
Carlos cuarto, Carlo cuarto,
que borbones, que borbones,
en España no hubo mejores reyes
para vender sus posesiones

Fernando séptimo, Fernando séptimo,
Carlos cuarto, Carlos cuarto,

que borbones, que borbones,
en España no hubo mejores reyes
para bajarse los calzones.
  

jueves, 16 de febrero de 2012

DESCUBRÍ TU SUEÑO (Para Aida, de su tío Julio)


Soñé que despertaba de un sueño
que no tenía principio y que huía de su fin.

Soñé que era poeta y te encontraba a ti,
timonel de mi barco, a mi lado.

Soñé que era duende y que era verso,
cazadora de mariposas en el asfalto.

Soñé con amores inciertos
como sueñan los pájaros.

Ahora ya no sueño, ahora escribo
a mi universo descubierto.

Ahora, ya soy poeta.

miércoles, 1 de febrero de 2012

HUYEN LOS GORRIONES DE LA CIUDAD

Huyen los gorriones de la ciudad
Con sus alas marchitas
De sueños inacabados.
Desnortados, vencidos, desarmados.

No miran hacía atrás
Con sus crías pidiendo pan,
Dejan a sus espaldas, a cada caminar
El murmullo roto de su llanto.

Huyen los gorriones de la ciudad
Al campo que ni los espera ni desea
Exiliados de sus casas, de sus sombras
De las esquinas de los parques
Que ya no huelen a flores
Que solo huelen a desencanto.

Recorren la senda del olvido
Perseguidos incesantemente
Por un cielo tísico
Por palomas ácidas
Por halcones aviesos
Por jardines mutilados
Por edificios que ya no cobijan
Sino que ofenden.

De sus nidos nada queda
Ni migas en la plaza
Ni los niños que los espantan
Con su algarabía tan necesaria.

¿Qué le pasa a la ciudad?
Sin charcas donde pisar
Sin descampados donde soñar
Sin renacuajos, sin caracoles,
Sin lagartijas, sin  gorriones
Con mariposas en el asfalto.

¿Qué le pasa a la ciudad?
Que atemoriza a los débiles,
Que ensucia los espejos
De las almas cándidas,
Que revienta a golpes
Nuestros corazones.

No lo sé, no lo sé
Maldita sea, maldita sea,
Lo único que veo, que siento
Es que las puertas han dejado
De abrirse de par en par
A nuestros anhelos y deseos
En esta ciudad sin gorriones.