El mundo es un casino global
(Manuel Castells)
El crupier de la sonrisa malsana
contempla a una muchedumbre
expectante,
bola que gira
en la ruleta de la vida.
Sólo vencedores y perdedores.
Nada de abrazos cálidos,
tiernos besos, apretones de manos.
Gestos esquivos, miradas torvas,
alientos suspendidos en invisible red,
gira la bola maldita,
hombres, mujeres, niños, fetos,
óvulos, espermatozoides, clones,
todos esperan
en un taimado silencio
que haga juego el destino
para quedar en paz uno consigo mismo.
Vencer o morir,
todo o nada,
mantenerse o quedar excluido,
la bola gira
exhibicionista barata,
queda poco para el instante crucial.
El crupier enarca las enjutas cejas,
observa a la bola viajera
llegar a su destino
con el billete ya marcado.
El casino revienta.
Suspiros, gritos,
tiembla el planeta de los simios
la jugada ha sido maestra,
quedan pocos con fichas como montañas,
muchos, bastantes, un torrente de almas,
arrasan los cauces de ríos asfaltados
para morir en una mar
harta de enterrar a peces desollados.
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