Mi
casa tiene miedo de salir a la calle
Rodeada
de esquinas siniestras
Que
reclaman la deuda insana
De
sus puertas, de sus ventanas.
Mi
casa no tiene mirilla en la entrada
Porque
no quiere ver nada,
Solo
quedarse postrada en la cama
Con
las persianas de la vergüenza bajadas.
Mi
casa no coge el teléfono la condenada
Ni
responde al timbre si llamas.
Está
muerta por las letras embargadas,
Sueña
ser funambulista en la terraza.
Mi
casa parece cada día más vieja,
Se
levanta por la mañana soñolienta
Se
acuesta por la noche cansada,
Porque
su grifo ya no lleva agua.
Mi
casa queda lejos de la Casa
de la Moneda
Pero
la sucursal, antes compañera,
Espera
paciente, en el rellano de la escalera,
A
que la usura reviente la blindada madera.
Mi
casa es una casa como otra cualquiera
Respetuosa,
cumplidora y buena vecina,
Todas
alaban su silencio y su coraje
Todas
saben a qué viene tanta lágrima y pena.
Mi
casa ha quedado desnuda una mañana de abril
La
levantaron de cuajo con la escritura carcomida
Por
una balanza ciega, una placa sorda,
Una
urna muda ante tanta avaricia e injusticia.
Mi
casa ya no es mi casa, ni la de nadie
A
mi casa la vejan en una aséptica subasta.
A
mi casa la tratan como a una perra esclava,
Mi
casa llora a cada minuto con las vigas melladas.