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lunes, 10 de octubre de 2011

TODO ESTÁ MUY CLARO



Gloria, poder, historia, lengua, están de mi parte
acá
en la soleada terraza de mi casa, más cerca del cielo
que de aquella pareja de risas y besos escondida
abajo
en la penumbra del portal.

Victoriosos de una guerra sin héroes, celebramos el triunfo
con gritos de júbilo; alguien dice:
Emparedar
a los enemigos desdentados en el sumidero de sus almas.
Nunca escucharemos sus gritos débiles moribundos.
Nunca.

Paz, libertad, bienestar, justicia, están de mi parte
acá
en el holgazán camastro de mi conciencia, sordo
a los lamentos rutinarios de otro mundo
allá
donde hay menos pan que vida.

Sin lucha no hay dolor, el miedo se encalla en el fondo
de una sopa caliente.
Envejecerán las letras de estos versos lánguidos
y seguiré con las pupilas huérfanas
de estrellas fugitivas.

De la idea a la palabra; de la palabra a la idea,
el hombre en medio
sólo capaz de saciar su sed en la fuente envenenada
con deseos espurios.

Ni una gota de sangre merece la pena
llorar por ella;
ni la mía, tan ínfima, sepultada algún día ya mustia
en atardeceres de internet.

Mañana, igual día que ayer esperaba para hoy,
el alba será arrojada
a una gris papelera. Y tú, y yo, y todos nosotros
pidiendo la cuenta
para saldar nuestras ilimitadas deudas con el verdugo.



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