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viernes, 7 de octubre de 2011

NO TIENES CORAJE

No tienes coraje. Me grita como se grita a un perro malherido. A tiro de piedra. Hurgo en los bolsillos de los pantalones con el ansia desbocada de mis manos, que no hallan nada ni hoy, ni ayer, ni en los últimos días, ni en los últimos meses, ni en los últimos años. Ni una puta brizna de coraje. Lástima de gritos. España es un país de gritos, clamó Pla. Pero estos gritos no se los lleva el viento, me los escupe a la cara el malnacido de Eolo. Pero esta vez no pongo la otra mejilla, la alquilo a quien quiera vérmela partida. La primera mejilla me la partieron gratis, de una ostia que ni la vi venir, aunque llevaban treinta años preparándola. Un pedazo de gilipollas, eso era antes de que me pusieran la vida en rebajas. Ahora, soy un  gilipollas revenido, con los colmillos no retorcidos, sino doloridos. Ya se ha cansado de mí silueta arabesca. Es lo que pasa con los pobres, un momento está bien, como las mascotas, pero que no ocupen tu acera. Mejor, debajo de los puentes, como sombras esquivas del tráfico humano. La calle está vacía. Mi alma también va en cueros. No tengo coraje, me dijo el cabrón. Puto mamón, si tuviera cojones…otro gallo nos cantaría las noticias. Pero el coraje me lo dejé en casa, desgraciado, hace mucho tiempo, cuando el telediario me despidió al trastero de la historia de una patada en todos mis huevos pelados…pelados indecentemente, eso sí…

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