Tuve miedo
a plena luz del día...
La desnudez de mis ojos
me aterró..
La desnudez...sin más
La peor, la que al alma acongoja...
La que presientes cercana
la derrota.
Me cubrí los ojos
con las manos
manchadas de espanto.
Pero era tarde...
mi mirada yacía
inerte en el asfalto.
Me abalancé sobre ella
para evitar ser pisoteada...
La última estupidez de
un ser resignado..
¿A quién le importa tu vista
ya masacrada?
Allí, me quedé..
sin aliento ciudadano.
Un cuerpo desmadejado
en un océano inmenso
de pavor y llanto.
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