ABRÍ
la ventana del
silencio
y
un coro de
suspiros
inundó la sala.
Es un nuevo día
dijo ella
soñolienta y
amada.
Es un nuevo día
contesté
apagado y frío
con el sueño inerme en mis
brazos.
Es un nuevo día
repitió dulcemente
desnuda de arrepentimiento.
SÍ
amada mía
es un nuevo día
pero no abandones las
sábanas
ya no quedan mariposas en el
asfalto
ni caracoles en los jardines
castrados.
Duerme de nuevo
en
la calle
pasean
los de siempre
con
la herrumbre
en
sus vientres.
Nos quedamos tú y yo, presos
en la habitación.
Han prostituido demasiado tu
nombre
para dejarte otra vez libre.
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