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lunes, 27 de febrero de 2012

ABRAZADO A UNA PESADILLA




Abrazado a una pesadilla
Me despeñé en una mar
De realidades…

Mis hijos, mis hijos
Me rescataban de mi indolencia
Con sus dedos devorados
Por mi miedo e indecencia.

Soy padre de la nada
Me dejé robar su futuro
Sin decir palabra,
Sorprendido, absorto
De mi desdichada inercia.

¿Por qué me despertáis?
La vergüenza me ahoga,
La pena me humilla,
La tristeza me apalea,
Miraros me aterra.

Cómo puede vivir un hombre
Que tiene como herencia
No su derrota, que es propia,
Sino la derrota de sus hijos.

Cómo puede sobrevivir ese padre
Que un día le empujaron fuera
De su camino y no supo regresar
Ni luchar, ni levantarse de nuevo,
Quedarse atónito, encogido,
En la cuenta de la historia.

Ahora ellos derraman mi sangre
Sin que ni una herida me espante
Ahora ellos embisten contra el muro
Desnudos por mí de todo futuro.

Dejadme dormir, hijos, dejadme,
En la penumbra del olvido
Y luchar lo que yo no luché,
Gritar lo que yo no grité
Protestar lo que yo no protesté
Derribar lo que yo no derribé
Maldecir lo que yo no maldije
Despertar lo que yo no desperté…


Pero, por favor, hijos no me rescatéis.
No sabría cómo pediros perdón
Sin pegarme en el vertedero de la historia
Un puto tiro en el corazón.






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