I
Mercado de
abastos,
abundancia
cárnica.
Moros locos en
la costa,
costilla de
pateras,
vinagre y sal
marina
sazonan lenguas
muertas.
Carne negra,
carne grasa,
roja sangre, a
chorro,
huesos
quebradizos,
montadientes
coloniales.
Lomo caribeño
maleable,
pechuga
abierta, sexo entero
atravesado por
nabos
colmados de agua bendita.
Trasero
indígena
asado a la
lumbre,
entrañas de
fuego
para perros
hambrientos.
Sesos de
poniente,
orejas de
dragón,
que al vino se
repite
con eructo de
tiburones.
Lechoncitos,
polluelos,
terneras,
conejitos,
presas fáciles
en
hincar el
diente.
Queda la carne
del este,
blanda,
insípida,
que al guiso
pobre sirve
si caldo se
quiere.
Mercado de
abastos,
abundancia
cárnica.
II
Caníbal es el
alma
del hombre
que no caza,
pero mata.
Resguárdate de
su mirada,
vigila a la
camada,
algún día
puedes ser
la pieza
codiciada.
No hay lugar
seguro,
el linde con la
selva
se difumina
siempre
en la mira de
su
escopeta.
III
Pero
algún día las
fieras
se rebelarán,
hombres con
almas
de hombres,
gritarán:
¡Basta!
sobre la tumba
del cazador
furtivo
que a la tierra
ha convertido
en una feria bastarda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario